Francisco Arriaga, profesor de la UPM, Colegiado de honor

Francisco Arriaga, Colegiado de Honor COIM

A Francisco Arriaga le ha ha sido entregada la distinción de Colegiado de Honor en el Acto Conmemorativo de San Francisco de Asís 2022, celebrado el pasado 5 de octubre.

Os dejamos con una breves palabras de agradecimiento suyas a continuación …

Desde la Arquitectura al mundo de las estructuras de madera

Agradezco sinceramente la distinción que me otorga el Colegio que ha sido motivada por mi relación con la profesión a través de mi trabajo como profesor en la Escuela T.S. de Ingenieros de Montes (ahora de Ingeniería de Montes, Forestal y del Medio Natural). Soy arquitecto y mi relación con la Escuela de Montes comenzó hacia 1983 a través de la madera como material de construcción y gracias al ingeniero de Montes César Peraza Oramas quien fue catedrático de Tecnología de la Madera. Asistí a un curso que organizó sobre la Madera en la Construcción dirigido a ingenieros y arquitectos que fue realmente pionero en España. Así conocí la Escuela de Montes, el INIA y asociaciones técnicas del sector de la madera quienes formaban el equipo de profesores.

El tema de las estructuras y la construcción siempre me atrajeron, pero al conocer la madera en este curso mi interés se centró en las estructuras de madera. Como consecuencia de este curso estuve trabajando en una empresa de protección y consolidación de estructuras de madera y después en la Asociación de Investigación Técnica de las Industrias de la Madera (AITIM), donde tuve la ocasión de aprender y conocer el sector, así como trabajar con un equipo profesional y joven. Además, AITIM y la escuela de Montes tenían una fuerte relación a través de convenios formando un interesante equipo que reunía empresas, laboratorio y enseñanza.

Volcado en la enseñanza

Volví a la Escuela de Montes donde terminé haciendo el doctorado en temas de madera y en 1987 entré como profesor en la Cátedra de Estructuras dirigida por el profesor Emérito Ramón Argüelles Álvarez. La verdad es que nunca había pensado que terminaría dando clases. Pero me atrajo mucho la idea de especializarme en estructuras y principalmente en madera, después de haber conocido las publicaciones y sobre todo las clases de Ramón durante el doctorado. La enseñanza me resultó una nueva actividad mucho mejor de lo que pensaba. Te obliga a aprender y formarte, y en mi caso en algo que me gustaba. Compruebas que existe una cierta diferencia entre aprender para poder desarrollar una profesión, o aprender para transmitir ese conocimiento a otros. Trabajar en la escuela junto con Ramón Argüelles y el profesor Juan José Martínez Calleja fue un placer y me permitió formarme y encontrar un gran atractivo en la enseñanza. La mayor recompensa que tienes es que notes que los alumnos se interesan por lo que transmites. Y desde luego, esto no siempre pasa. Pero ese es el reto que obliga a intentar mejorar la transmisión.

Otro aspecto muy agradable de la enseñanza es ver cómo antiguos alumnos terminan trabajan en empresas y consultorías de alta especialización en el ámbito de las estructuras de madera. Muchos de ellos ahora se han convertido en profesionales a los que podemos recurrir para seguir aprendiendo. Actualmente, sigo teniendo la suerte de trabajar con un equipo de profesores, investigadores y personal de administración (Miguel Esteban, Guillermo Íñiguez, Beatriz González, Daniel Fernández y Beatriz Palancar) en mi unidad que permite seguir aprendiendo y trabajando con gusto.

El reconocimiento que hace el Colegio a través de estas distinciones es de agradecer por todos nosotros. Creo que es muy positivo que se concedan a ámbitos muy diversos (sector público, privado, académico, actividad colegial, enseñanza) porque facilita la conexión y la presencia en la sociedad.

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