Por Jorge Askasibar Zubizarreta, exConsejero de la Junta de Decanos.
Es para mí un honor y un motivo de orgullo y de sincera gratitud, el haber sido distinguido este año 2021 por mi actividad colegial, a propuesta de la Junta de Gobierno, previo informe favorable de la Junta de Decanos del Colegio de Ingenieros de Montes, celebrada el 28 de Junio.
Realmente comencé a colaborar durante escasos 2 años, cuando residía en Madrid, en 1972 y 1973, en la Asociación de Ingenieros de Montes, presidida por Luis Santos Blanco, antes de su integración en el Colegio, como miembro de la Junta Directiva, por acuerdo de la Junta General Ordinaria celebrada el 25 de febrero de 1972.
Uno de los cometidos que desempeñé fue actuar como Vocal, representante de la Asociación, en la Comisión Nacional del Registro Europeo de Profesiones Técnicas en el seno del Instituto, trabajo muy interesante, donde aprendí mucho, en reuniones donde participábamos compañeros de todas las Ingenierías.
Como he dicho antes esta dedicación a la Asociación cesó a finales de 1973, ya que en enero de 1974 me trasladé a Bilbao para hacerme cargo de la Dirección de la División Forestal de La Papelera Española, donde trabajé hasta octubre de 1977, cuando pasé por oposición a la Jefatura del Servicio Forestal de la Diputación de Gipuzkoa.
Aprovechando la ocasión que se me brinda de referir las impresiones que siento en el momento de recibir esta distinción, no me cabe más que expresar mi satisfacción y gratitud al haber estado integrado, primero como Consejero y luego como miembro del Patronato de la Fundación Capital Natural en un equipo muy agradable, que ha planteado importantes iniciativas y proyectos en el ámbito Forestal y de Conservación de la Naturaleza, con el firme convencimiento de que debemos estar presentes en un momento crucial en el que vemos que cuestiones clave en el campo de la gestión y ordenación de los montes, coinciden en el tiempo con una profunda mutación del sector en su conjunto, sometido a presiones externas y cambios bruscos de orden interno.
Como manifestaba Josefina Gómez Mendoza en su ponencia: “La Ciencia Forestal: Del rendimiento Sostenido a la Gestión Sostenible”, en el 4º Congreso Forestal celebrado en Zaragoza en 2005: “Se está pasando de la función social de asistencia a las comunidades rurales de montaña, características de las sociedades tradicionales, a la función ecológica que casi presupone una naturaleza sin hombre”, y sin aprovechamientos diría yo, “función ecológica, que casi presupone una naturaleza sin hombres, propia de las sociedades postindustriales, una vez desbordado el jalón intermedio de la prioridad productiva de la modernidad decimonónica”.
Entiendo que en este acto se reconoce mi colaboración en la Fundación Capital Natural, basada en parte, en mi experiencia como Presidente de BASOA FUNDAZIOA (Fundación Bosques), entidad promovida por las Asociaciones de Propietarios Forestales de Alava, Bizkaia y Gipuzkoa, y como Patrono de la Fundación Oceanográfica de Gipuzkoa, (AQUARIUM).
A este respecto, creo que debería reforzarse la transversalidad entre Instituciones, estableciendo colaboraciones con Fundaciones y empresas que tienen los mismos fines que la nuestra, muchas de ellas integradas en CONAMA (Congreso Nacional del Medio Ambiente).
Del mismo modo, habría que tratar de dar cabida en la Fundación Capital Natural a titulados y profesionales que desempeñan su labor en áreas del Medio Ambiente, la Geografía, el Paisaje y en general en actividades del Medio Natural, sin que tengan que ser necesariamente Colegiados de Montes.
Por otro lado, habría que reforzar la idea de que nuestros Colegiados y Decanos, distribuidos por todo el territorio nacional, deberían ser los mejores agentes para captar necesidades y posibilidades de actuación, trasladando al Patronato los contactos y propuestas para la puesta en marcha de las acciones.
Nuevamente muy agradecido,
