Por Francisco Salas Trujillo, Ingeniero de Montes
Quiero comenzar estas líneas dando las gracias a la Junta general, a la Junta Directiva del Colegio de Ingenieros de Montes y a la Junta de Decanos por la concesión, este año 2021, de la Medalla de honor en la categoría de “Actividad Profesional en el Sector Público”, así como a todos aquellos colegiados y colegiadas que han apoyado mi candidatura y en especial a los compañeros de mi promoción, la CXI.
Me conceden este reconocimiento, el cual recibo con mucha ilusión y satisfacción, por el trabajo que he desarrollado en el sector público durante toda mi trayectoria profesional, por lo que no puedo olvidar a los compañeros y compañeras, con los que he compartido el esfuerzo, conocimiento e ilusión de trabajar por los montes de Andalucía. En particular quiero hacer una mención especial a mi mujer, Ito Méndez, a la que debo gran parte de las cosas que he hecho y conseguido en mi carrera profesional, por su apoyo y comprensión.
El recibir este premio estando retirado de mi actividad profesional, me permite echar la vista atrás y recordar mis comienzos en el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) en el que ingresé tras aprobar las oposiciones al Cuerpo Especial de Ingenieros de Montes en 1977, siendo mi primer destino, como responsable de la gestión del hoy Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas, personalmente creo que es el destino más bonito que puede tener un ingeniero de montes, al ser uno de los espacios protegidos más importante de España.
Posteriormente, con las transferencias de las competencias a la Junta de Andalucía, me trasladé a Sevilla, a los servicios centrales de la entonces Consejería de Agricultura y Pesca, para hacerme cargo de las actividades forestales del Instituto Andaluz de Reforma Agraria (IARA). De mi etapa en la Administración andaluza quiero destacar dos de las actuaciones de las que me siento más orgulloso, dado que han sido y serán unos referentes fundamentales: mi participación en la elaboración y ejecución del Plan Forestal Andaluz, aprobado por el Parlamento de Andalucía en 1989, y en el Plan de Lucha contra los Incendios Forestales de la Comunidad de Andalucía (conocido como Plan INFOCA) diseñado en 1993.
Respecto a la primera de las actuaciones, el Plan Forestal Andaluz fue pionero y supuso una gran innovación en la gestión de los montes, y una importante modernización respecto a la gestión forestal tradicional, y particularmente respecto al Plan General de Repoblación de 1939, que se puede considerar como su único antecedente. El Plan Forestal Andaluz se elaboró con un enfoque sistémico, supuso una participación social sin precedentes e incorporó conceptos recogidos en la Estrategia Mundial para la Conservación de 1980, integrando conservación y desarrollo, y en el Informe Brundtland de 1987, que definió el concepto de desarrollo sostenible, de uso generalizado en la actualidad. Este Plan supuso un referente para otros Gobiernos, incluso en el ámbito internacional (el Plan Forestal Argentino de 1992, por ejemplo, incorpora los modelos de gestión definidos para el Plan Forestal Andaluz). El Plan sigue hoy en día vigente, y sometiéndose anualmente a las correspondientes adecuaciones.
La segunda actuación de la que me siento especialmente orgulloso es la dirección del Plan INFOCA, del que fui responsable técnico de su desarrollo y en el que tuve el privilegio de participar a través del desempeño de diferentes puestos de responsabilidad en la Administración: Jefe de Servicio de Prevención de Incendios Forestales y Restauración Forestal, Director General de Desarrollo Forestal de la Consejería de Agricultura y Pesca, y Director del Centro Operativo Regional de Prevención y Extinción de Incendios (COR). El Plan INFOCA supuso un gran avance en la lucha contra los incendios forestales en Andalucía, modernizando el dispositivo, siendo un elemento fundamental la profesionalización del personal que participa en las tareas de extinción, la creación de los Centros de Defensa Forestal (CEDEFO), así como el uso de medios aéreos (helicópteros, aviones de carga en tierra, anfibios y aviones de coordinación). El Plan INFOCA es en la actualidad uno de los dispositivos contra incendios forestales con mayor reconocimiento internacional, además de ser una institución muy valorada socialmente en Andalucía. Así, debido a su eficacia y reconocimiento público, fue digno de concesión de la Medalla de Andalucía en 2018.
Sin duda, la prevención y lucha contra los incendios forestales compete no solo a las Administraciones Públicas o a los propietarios de terrenos, sino que, dada la trascendencia ecológica, económica y social de estos incendios y las causas antrópicas que mayoritariamente los originan, corresponde también a la sociedad.
Para finalizar, me gustaría compartir este premio en la categoría de “Actividad Profesional en el Sector Público”, con los ingenieros de montes que han trabajado y siguen trabajando actualmente en la gestión forestal sostenible, así como con todos aquellos profesionales, que contribuyen a la conservación y el fomento del enorme patrimonio constituido por los montes y espacios naturales de España.