
Fermín Calbetón, según imagen parcial de Indalecio Ojanguren – [1], CC BY-SA 3.0,
En 1910, un abogado metido a ministro de Fomento prometió al Cuerpo de Ingenieros de Montes una jugosa cantidad de dinero (160 millones de pesetas, al cambio unos 535 millones de euros en la actualidad) para acometer el ansiado proyecto de repoblar los montes españoles, que por aquel entonces, desprovistos de vegetación, parecían “la fúnebre silueta de un trozo de esqueleto nacional”, como los describía gráficamente el ingeniero de montes Andrés Avelino Armenteras (1866-1926) en la asamblea forestal que tuvo lugar en octubre de 1910. Continuar leyendo