Por Eduardo Tolosana Decano – presidente del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes
Buenas tardes, comienzo por dar la bienvenida y agradecer la participación de todos los presentes y de los que nos siguen de forma remota en esta celebración del día de nuestro patrón.
Como representante de la nueva Junta Directiva del Colegio y en nombre de todos sus miembros, quiero agradecer la presencia en esta Mesa Presidencial de María Cruz Díaz Álvarez, Presidenta del Instituto de Ingeniería de España, que nos acoge en su casa, de José Ángel Arranz Sanz, Director General de Patrimonio Natural y Política Forestal de la Junta de Castilla y León, de Alberto Moral González, Jefe de la Unidad de Apoyo de la Dirección General de Biodiversidad, Bosques y Desertificación del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, en representación de la Directora General, María Jesús Rodríguez de Sancho, que no ha podido acudir por compromisos europeos de última hora, y de Noelia Ibáñez Escriche, Subdirectora 1ª Jefe de Estudios y Acreditación de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural de la Universitat Politecnica de Valencia, en representación de su directora, Constanza Rubio Michavila, que no ha podido acudir por motivos de agenda. Agradezco también su presencia a Alfonso Saiz de la Olla, Subdirector de Actuaciones Ambientales del Grupo TRAGSA; a Juan Ramón Pérez Valenzuela, Director general de Política Forestal y Biodiversidad de la Junta de Andalucía, y al Decano y Vicedecana de la Junta Directiva saliente del Colegio, Eduardo Rojas Briales e Inés González Doncel.
San Francisco de Asís es el patrón de los forestales, por lo que felicito a todos los que nos estáis escuchando. Quiero recordar hoy sus palabras en su Cántico de las Criaturas: “Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre Tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas”. Con esta festividad se inician también el curso académico, el año forestal y el año hidrológico. Además, procede felicitar a los Franciscos, Franciscas, Pacos y Pacas por su santo.
Pero tengo que añadir que en otro lugar y a esta misma hora, se está celebrando un acto en conmemoración de esta misma festividad por el Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural. Asumo como un compromiso personal, compartido por la Junta entrante, el hacer todo lo posible porque la celebración del año 2025 se realice de forma conjunta, para lo que he iniciado contactos con la Junta Directiva de ese Colegio. Como luego desarrollaré, las alianzas son y serán eje fundamental en nuestro trabajo.
Para comenzar, quiero dedicar un especial reconocimiento a los miembros de la Junta Directiva saliente del Colegio por sus ocho años de gestión, que han supuesto un cambio cualitativo en la acción colegial, especialmente a través de su labor en comunicación social y a través del fomento y participación en nuevas plataformas, como JxB, organizadora con el apoyo del Colegio de la celebración del Día Internacional de los Bosques, cuya última edición tuvo lugar en Plasencia, y que planea nuevos y ambiciosos actos para los próximos años.
Y también mediante su colaboración en el Foro de Bosques y Cambio Climático, de cuya actuación reciente destacaría la Jornada “Acuerdos por los Bosques Ibéricos: un reto colectivo” en que se resaltó el papel de la gestión forestal en la salud de los bosques y la prevención de los incendios, de acuerdo con algunas de las principales ONGs conservacionistas de ámbito nacional.
La situación actual de los ingenieros de montes, al igual que la de otras ingenierías, se caracteriza por una alta y creciente demanda frente a una escasa oferta de titulados forestales, en particular con el máster habilitante. Por ello, el COIM realizará de inmediato encuestas sobre situación profesional y valoración de los estudios del Máster en Ingeniería de Montes para discutir con las Escuelas posibles cambios en la Orden CIN que fija el plan de Estudios de este Máster. Además, colaboraremos desde la Asociación con las iniciativas del IIE para la promoción de los estudios de Ingeniería.
Esta demanda de Ingenieros de Montes se sustenta en las oportunidades que ofrece la bioeconomía en un marco de transición ecológica y descarbonización. Sectores tan relevantes como la construcción, la energía, el textil o las biorrefinerías se van a sumar a la demanda creciente de biomateriales renovables por la industria tradicional.
Además, es cada vez más necesaria una gestión forestal adaptativa ante los desafíos que plantean el cambio climático y sobre todo el abandono rural, principal causa subyacente del riesgo creciente de grandes incendios forestales. Y cómo no, mencionar la enorme y creciente relevancia de la infraestructura verde urbana, la conservación de la biodiversidad, la gestión del agua y un largo etcétera de ámbitos profesionales que ofrecen crecientes oportunidades a nuestros profesionales.
Como un testimonio de este papel creciente de los IIMM, ya son una amplia mayoría las Comunidades Autónomas en las que los Servicios, Subdirecciones o Direcciones Generales competentes en materia de gestión forestal recaen en Ingenieros de Montes, que también ocupan cargos relevantes en los Servicios de Emergencias y Organismos municipales de gestión de infraestructuras verdes, entre otros.
En el terreno de la política, me gustaría destacar la necesaria implementación de las herramientas de estrategia y planificación desarrolladas desde el MITECORD (aunque se siga sin convocar el Consejo Forestal Nacional) o algunas iniciativas legislativas tan relevantes como el anteproyecto de Ley de Montes de Andalucía, dos de cuyos artífices están presentes en este acto, y uno de ellos recibe hoy una de las distinciones del Colegio.
Además, querría señalar al impacto internacional creciente de la investigación forestal española, aprovechando para felicitar al Profesor Felipe Bravo por su nombramiento, a propuesta del Colegio, como miembro del Consejo del Instituto Forestal Europeo. Para este desarrollo de la investigación forestal han sido un acicate muy relevante los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que, junto con otras fuentes de financiación nacionales y europeas, han permitido el desarrollo de grandes proyectos de investigación forestal, contribuyendo a fortalecer a los centros de investigación y las universidades forestales. Merece una especial mención la Convocatoria de Ayudas para el Fomento de la Bioeconomía Forestal 2023, de la Fundación Biodiversidad. Esta actividad investigadora se pondrá de manifiesto en el próximo CFE de Gijón en junio de 2025, al que auguro un gran éxito.
Frente a estas oportunidades, ya hace casi 40 años nuestro decano saliente escribía en un artículo de La Vanguardia con el siguiente titular: “los incendios forestales son sólo la punta del iceberg del abandono del bosque”. Aunque hemos avanzado mucho en los últimos años en trasmitir a la sociedad la necesidad de gestión frente a los incendios, y se ha desarrollado una generación de grandes comunicadores entre los profesionales forestales, este mensaje aún no ha calado lo suficiente en las sociedades urbanas, e incluso en muchas rurales más o menos alejadas de la actividad primaria.
Por ello, concibo como nuestro principal reto el profundizar en la comunicación social, para lo que necesitamos el apoyo de profesionales de la comunicación y el concurso de aliados, como puede ser los mencionados sectores de la construcción, la energía, el textil, además de la industria forestal clásica, que demuestra una mayor y creciente implicación. La población debe recibir, como una lluvia fina, mensajes tales como: “nuestros paisajes son huellas humanas”, “No son decorados, cambian rápido por nuestra acción o inacción”, “Contemplar ni protege ni conserva, actuar sí” o “los biomateriales y la bioenergía forestal renovables tienen un gran papel en la transición ecológica y la descarbonización”.
Pero no es la comunicación nuestro único y complejo desafío. La Comisión Europea en su último ciclo legislativo ha puesto el eje en el Pacto Verde, generando numerosas normativas de gran impacto en nuestro sector y que nos enfrentan a grandes retos a la par que, esperemos, también oportunidades.
Uno de los grandes desafíos lo enfrentamos con el Reglamento europeo sobre productos libres de deforestación, conocido como EUDR, que más allá de su objetivo, el cual compartimos, impone unas obligaciones que pueden ser un freno a la actividad forestal, y que tras las últimas noticias parece que dará un plazo más razonable para su implementación. Sin duda será también una oportunidad a la innovación y a la adopción de nuevas tecnologías por el sector forestal y sus cadenas de valor, sin las cuales sería realmente compleja su puesta en marcha.
Por otro lado, el Reglamento de Restauración de la Naturaleza impone la recuperación de al menos el 20% de los hábitats marinos y terrestres (agrícolas, forestales y urbanos) considerados en mal estado para 2030, así como la plantación en Europa de 3.000 millones de árboles y la eliminación de barreras en 25.000 km de ríos para la misma fecha. Puede suponer una oportunidad para nuestros profesionales, pero podría generar cierto riesgo si impusiera restricciones a la necesaria gestión activa del territorio proveedora de servicios y recursos naturales renovables y sostenibles, por lo que considero estrictamente necesario que el sector forestal y sus profesionales participemos y colaboremos tanto en la elaboración del Plan Nacional de Restauración de España como en la evaluación del estado de conservación de los hábitats y las especies, proceso en el que apenas hemos participado y que ha sido pieza clave para la aprobación del Reglamento. Otro tanto cabe decir respecto a los criterios para definir los futuros ecosistemas de referencia que deberán surgir tras las labores de restauración.
Tampoco debemos olvidar la gran relevancia de seguir batallando para que la gestión forestal se considere como sumidero de CO2 en el cómputo del reglamento LULUCF. No en vano somos pioneros en la aplicación de “soluciones basadas en la naturaleza” para la lucha contra el cambio climático y esta contribución es de justicia que sea reconocida.
Parece evidente que, a pesar de los cambios tras la salida de Timmermans y las últimas elecciones europeas, Bruselas sigue considerando al sector primario más como un problema que como parte esencial de la solución de los desafíos ambientales. Y desde el sector forestal y, en particular, la profesión de Ingeniería de Montes, en España y en otros países europeos, hemos de luchar junto con agricultores y ganaderos para que cambie esa perspectiva. En mi opinión, no es una cuestión secundaria, sino de supervivencia cultural y socioeconómica.
Finalmente, otro reto de nuestros profesionales es la formación en competencias digitales, imprescindible para todos en nuestras sociedades del S. XXI. A este respecto, gracias al Plan RED.ES del Ministerio de Transformación Digital, el Colegio de Ingenieros de Montes, al igual que la mayoría de Colegios Profesionales, estamos diseñando un programa de formación gratuito, de la mano de Universidades y Empresas, para formar a los colegiados interesados en competencias relacionadas con las herramientas digitales de toma de datos en campo, la gestión avanzada sobre Sistemas de Información Geográfica, el manejo masivo de datos, la teledetección próxima (LiDar, Slam y drones) y sus aplicaciones prácticas en la gestión forestal y de espacios verdes urbanos. Es un compromiso del Colegio desarrollar este programa de formación mixto (telemático, mediante webinarios y presencial/práctico) y ofrecerlo a los colegiados y otros profesionales interesados a lo largo del próximo año 2025.
No quiero acabar sin agradecer la dedicación e impulso de la nueva Junta, la cual ha arrancado con ilusión y empuje, y os deseo de nuevo a todos un feliz día de San Francisco y un próximo año forestal venturoso en lo personal y lo profesional.