Por María Gafo, Ingeniera de Montes de la DG Agricultura y Desarrollo Rural. Comisión Europea
En una guerra, lo primero que se destruye son los puentes. Los puentes son, también una de las primeras cosas que se reconstruye cuando llega la paz.
Me gustaría reivindicar el valor y la importancia de los puentes en el sector forestal.
Puentes que nos conectan con otros sectores.
Puentes que nos acercan a la sociedad.
Puentes que nos unen a otros que piensan diferente a nosotros dentro del mismo sector.
Puentes que unen las zonas rurales y las ciudades.
La bioeconomía, aderezada con un apoyo fuerte a la innovación, es un puente que conecta las zonas rurales y las ciudades.
La bioeconomía responsable, con los cimientos bien anclados en una gestión forestal sostenible, es un puente para cubrir, de forma respetuosa con el medio ambiente, las necesidades de nuestra sociedad, que necesita dejar atrás los combustibles fósiles y luchar contra el cambio climático. Es, también, una gran oportunidad para acercar la cadena de valor y su valor añadido al territorio.
El objetivo de la bioeconomía debe de ser LA GENTE, las PERSONAS.
Por un lado, las personas de nuestras ciudades, que buscan una forma más sostenible de consumo, y piden unos recursos sostenibles, renovables y reciclables.
Por otro lado, las personas de nuestras zonas rurales que pueden y deben beneficiarse de estas oportunidades que la bioeconomía les ofrece. La bioeconomía constituye un vínculo con la tierra, con el territorio, una forma de sacar el valor añadido de esos recursos.
La futura PAC para el período 2023-2027 incluye, por primera vez en la historia, la bioeconomía dentro de sus objetivos específicos. Los países en sus planes estratégicos, deben hacer una evaluación DAFO de la situación de la bioeconomía en sus países y regiones y presentar la estrategia y acciones que piensan poner en marcha para apoyarla.
También, por primera vez en la historia, la PAC incluye un objetivo de igualdad de género. Tanto en la agricultura, como en el sector forestal y en las zonas rurales en general es frecuente encontrar un desequilibrio de género, especialmente agudo en algunos países del Sur como España o Portugal, que los países deben también abordar en sus planes estratégicos.
Ahora la Comisión está en diálogo con los distintos países y acaba de enviar a España y a otros 18 países la carta de observaciones que deberán ser tenidas en cuenta en la nueva versión del plan estratégico.
Las zonas rurales y la bioeconomía forestal están también en el corazón de la iniciativa europea “nueva Bauhaus”, que conecta el Pacto Verde con nuestros espacios vitales, con el objetivo de adaptar los edificios y los espacios públicos. Esta iniciativa es un puente entre la ciencia, la tecnología, el arte y la cultura. La nueva Bauhaus inspira un movimiento para facilitar y orientar la transformación de nuestras sociedades a lo largo de tres valores:
Sostenibilidad, desde los objetivos climáticos hasta la circularidad, la contaminación cero y la biodiversidad
Estética – calidad de experiencia y estilo, más allá de la funcionalidad
E inclusión – prestando especial atención a la accesibilidad y asegurando que el resultado sea asequible.
¡Las oportunidades para la Bioeconomía y los productos forestales son enormes!
Pero, para ello, en primer lugar, es importante facilitar los mecanismos que hagan que el valor añadido se quede más cerca de donde se producen los recursos, en el propio territorio, en nuestras zonas rurales. Para lograr que el lema de esta jornada “bosques vivos, pueblos con futuro” se cumpla.
Estoy convencida de que la bioeconomía combinada con la puerta a los mercados que proporciona el acceso a internet es un pilar fundamental para el desarrollo de nuestras zonas rurales.
Tenemos ejemplos preciosos, como las mujeres de Orea, que venden productos del bosque por toda España – y algunos han llegado a Bruselas!
Cuando hablamos de zonas rurales, a qué nos estamos refiriendo? Las zonas rurales albergan a 137 millones de personas, casi el 30% de la población de la UE, y cubren más del 80% de su territorio. Estos datos ya nos indican de forma clara el reto demográfico. Forman una parte fundamental de la Unión Europea.
Estas áreas rurales también son muy diversas y esta diversidad exige respuestas y soluciones diseñadas a nivel local que se correspondan con las necesidades y posibilidades específicas de cada territorio.
No es lo mismo un municipio de montaña en Austria con un mosaico de prados y bosques y una renta per cápita superior a la media que una zona forestal en Lituania, con un gravísimo problema de despoblación y de relevo generacional.
Hay proyectos preciosos de cómo las comunidades locales afrontan desafíos comunes. Por ejemplo, dentro del programa LEADER, algunos grupos de acción local, durante la época más dura de la pandemia, se organizaron para ayudar a los grupos más vulnerables, como las personas de más edad, o muy recientemente, también grupos de acción local en los países de la UE con frontera con Ucrania para acoger refugiados. Por ejemplo un grupo de acción local de Rumanía está preparando una plataforma online para identificar necesidades y proporcionar asistencia a los refugiados de Ucrania.
Recientemente hemos adoptado la Visión a Largo Plazo para las zonas rurales de la UE basada en una amplia consulta pública, Y hemos puesto sobre la mesa un plan de acción para lograr unas zonas rurales más fuertes, conectadas, resilientes y prósperas antes de 2040. Este plan de acción cuenta con 9 iniciativas emblemáticas y 15 acciones de acompañamiento, incluyendo acciones para nuestros bosques.
Porque, para lograr unas zonas rurales más fuertes, conectadas, resilientes y prósperas, la contribución de los bosques y el sector forestal es fundamental, especialmente si tenemos en cuenta que una gran parte de la superficie forestal coincide con las zonas más afectadas por la despoblación y el reto demográfico.
La gestión forestal sostenible ayuda a salvaguardar el trabajo y los medios de vida en muchas zonas rurales y es especialmente relevante en aquellas más remotas, donde es más difícil lograr la diversificación de la actividad económica.
En esas zonas, la contribución de los bosques y el sector forestal al desarrollo socioeconómico es clave, lo que hace más necesario que nunca que las políticas forestales refuercen su componente social e integren en su diseño elementos de cohesión territorial.
Las cadenas cortas de aprovechamiento en el sector forestal y en el sector primario en general, combinadas con la utilización de etiquetas que valoricen la calidad y la variedad de los productos locales y tradicionales puede tener un impacto muy positivo sobre las economías locales.
Para ello, es esencial apoyar a los selvicultores y empresarios rurales, actores clave para facilitar la transición ecológica, justa y digital hacia la que se encamina la economía europea.
Por otro lado, me permito hacer un zoom en España y en los países del Sur de Europa, donde la despoblación del mundo rural está fuertemente vinculada al aumento del riesgo de incendio por el abandono de la actividad agrícola y forestal, como señala el informe sobre el reto demográfico publicado por la Comisión Europea.
La Visión a largo plazo propone la creación de una red de zonas rurales y municipios forestales, que sirva de altavoz para hacer oír su voz y garantizar su representación en las iniciativas clave de la Unión Europea que les afecten, facilitando evaluaciones específicas de su realidad y de sus necesidades.
Las estrategias de desarrollo territorial por supuesto deben abordar las zonas rurales de acuerdo con sus características individuales y la relación con su entorno.
También proponemos el lanzamiento de una plataforma de revitalización rural (justo acabamos de tener la segunda reunión esta semana con representantes de toda Europa) que ofrecerá a los ciudadanos y comunidades rurales la oportunidad de poner de relieve cómo han podido aprovechar las características propias de su territorio para lograr nuevas oportunidades económicas o la prestación de servicios para su población.
Esta plataforma apoyará fundamentalmente a las zonas rurales afectadas por el reto demográfico -pérdida de población, envejecimiento, desequilíbrio de género y falta de oportunidades económicas-. Estas zonas podrán acceder a información y mejores prácticas sobre herramientas y estrategias.
Pero, estaréis de acuerdo conmigo con que no es suficiente ni tiene sentido poner en marcha unicamente acciones a nivel europeo. Y seremos mucho más eficientes si las iniciativas europeas, nacionales, regionales y locales avanzan por el mismo camino, si todos remamos en la misma dirección.
Por ello, en junio de este año, junto con la Presidencia Francesa, estamos organizando un evento dedicado al Pacto Rural Europeo, donde buscamos compromisos de todas las partes, Estados miembros, regiones, grupos de interés, para apoyar a nuestras zonas rurales, para contribuir a cerrar la brecha rural-urbana y asegurar que nadie se queda atrás.
Por el momento, la Comunidad del Pacto Rural va camino de los 1000 miembros.
El 15 y 16 de junio discutiremos en Bruselas sobre cómo queremos que sea ese gran Pacto Rural europeo – también será posible participar online.
Os invito a uniros y a participar. ¿Por qué no a través de una contribución por parte de estas jornadas?
He empezado hablando de puentes, y me gustaría volver a ellos. He mencionado que la Bioeconomía es un puente que une las zonas rurales y urbanas, pero también necesitamos puentes dentro del propio sector forestal, y esta jornada en la que se ha invitado a todos los actores con puntos de vista y opiniones iguales o diferentes, es un puente para ayudar a entendernos mejor. Felicito a los organizadores y organizadoras por ello.
Mirando atrás, he encontrado una presentación que di en el año 2007 (hace ya 15 años) sobre la Bioeconomía y el sector forestal. Entonces decía que, a lo largo de la historia, hemos tenido la Edad de Piedra, la Edad de los Metales, decía que el siglo XX era el siglo de los hidrocarburos y que el siglo XXI era el siglo de la madera.
Quince años más tarde se han conseguido muchos avances en términos de innovación y desarrollo, sí. Por ejemplo en el sector textil algunos países, como Finlandia tienen unos proyectos increibles de fibras textiles forestales, que exportan a países asiáticos y por todo el mundo. La resina está viendo un renacimiento. También ha habido muchos avances en madera laminada…Tenemos algunos rascacielos de madera! Edificios de veinte pisos y cien metros de altura hechos con madera…. Sí, son avances significativos …pero FALTA ALGO.
Y ese algo creo que está relacionado con el vínculo con la sociedad.
Esta sociedad que, en los momentos más duros de la crisis del COVID, ha reconocido a los sectores agrícola y forestal como sectores estratégicos.
Necesitamos establecer puentes con la sociedad, explicar por qué cortamos un árbol, y que, cortándolo de forma correcta, se asegura el mantenimiento de nuestros bosques. Explicar por qué nuestros bosques son importantes para la gente que vive en el territorio, para la gente de Orihuela del Tremedal, y de Orea, también de Saariselka en Finlandia, de Wallonia en Bélgica o de Tiszalök en Hungría.
Los libros para niños explicando la gestión forestal sostenible, como el libro “El bosque es nuestra casa”, son unos ejemplos maravillosos de puentes con la sociedad, a través de los niños y las niñas.
Reivindico el papel de los puentes y de nosotros, forestales, alcaldes y alcaldesas, científicos, profesores, industriales, consejeros, ecologistas como constructores de puentes que nos acerquen y nos ayuden a establecer vínculos.
Ahora, más que nunca, necesitamos construir puentes.