El día de los Bosques, la antigua Fiesta del Árbol

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Por Valentín Gómez Mampaso, Vicepresidente de la Asociación de Ingenieros de Montes.

Desde hace unas décadas, el 21 de marzo se viene celebrando el día Forestal Mundial, hoy llamado el Día de los Bosques. Desde finales del siglo XIX se celebraba la llamada Fiesta del Árbol, que sirvió como aliciente para concienciar a la sociedad de la importancia de los árboles y a los políticos para pedir mayores inversiones forestales. Esta tradición se mantuvo hasta la República y prácticamente desapareció en la posguerra.

Las fiestas del árbol se celebraban en muchos pueblos, pues era una fiesta de carácter rural, y sobre todo, tuvo mucha importancia en ciudades como Madrid y Barcelona. Ya en aquellos tiempos se tenía clara la necesidad de plantar árboles no solo para cubrir la demanda de maderas y leñas sino también como protección del suelo, para luchar contra la erosión, mejorar la calidad del agua o favorecer la infiltración evitando el golpe de la lluvia sobre el suelo y como consecuencia de todo esto, atenuar las inundaciones.

Hoy en día, además, las repoblaciones forestales y como consecuencia los bosques futuros que se generen, tienen una nueva misión, que es la lucha contra el cambio climático.

La sociedad, consciente de este problema, está tomando medidas para mitigarlo y de hecho en el Acuerdo de Paris en su Art. 5 nos dice que “las partes deberían adoptar medidas para conservar y aumentar los sumideros…..”, incluidos los bosques para compensar las emisiones de los sectores contaminantes.

Para combatir el cambio climático por un lado es necesario realizar trabajos selvícolas, pues con ello se consigue un aumento de la diversidad, lo que implica el aumento de la productividad y un mayor crecimiento en diámetro de los árboles, al reducirse la competencia. Estos trabajos, generan empleo luchando contra la despoblación y ayudan a evitar incendios forestales.

Por otro lado, son imprescindibles las reforestaciones, pensadas y diseñadas, entre otras cosas, para recuperar futuros sumideros de CO2. Cualquier plantación o siembra debe ser diseñada para que arraigue y crezca lo antes posible, para empezar a fijar carbono. Para esto se necesita, fundamentalmente, que esa semilla o planta que vamos a colocar, se encuentre en un medio lo más afable posible, es decir con un suelo preparado y que se haga en una época que facilite su agarre o germinación. A esto tenemos que añadir que esa planta o semilla sea de calidad, y que se adopten medidas para evitar que la herbívoría acabe con las plantas.

Si queremos tener bosques que sean sumideros de CO2, que se mejore nuestra Biodiversidad y proporcionen una rentabilidad a los propietarios, tendremos que hacer estos trabajos bien y con profesionalidad.

Realizar una Gestión Forestal seria y responsable es clave, dando por hecho que esta es siempre sostenible y pensando que los bosques son una gran apuesta para luchar contra el Cambio Climático.

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