Arturo Menor: “La mayoría de los ganaderos no tienen conflictos con el lobo”

El biólogo y documentalista Arturo Menor vuelve con “Barbacana, la huella del lobo”, tres años de rodaje plasmados en hora y media, que se hace corta, donde apuesta por la convivencia entre el lobo y los ganaderos. El documental se estrenará en cines el próximo 19 de octubre y seguro que sorprenderá a más de uno. No solo por la belleza de las imágenes y la música, sino por un planteamiento que difiere del que reflejan los medios de comunicación sobre el conflicto de los ganaderos con el Lobo.

Arturo Menor (Talavera de la Reina, 1970) alzó su voz, o mejor dicho sus imágenes, en defensa del bosque mediterráneo, con Wildmed. Estrenada en 2014, es la mayor producción audiovisual sobre el bosque mediterráneo realizada en España desde “El hombre y la Tierra”. Y también ha sido la más premiada en su género de la historia del cine español. Pese a analizar un producto muy nuestro, el bosque mediterráneo, traspasó fronteras y se proyectó en Asia y Oceanía.

Con Barbacana ha pasado un año visitando sitios, hablando con muchos expertos de todo tipo, desde ganaderos a biólogos, como Javier Talegón, en la sierra de la Culebra, o Juan Carlos Blanco, ambos expertos en lobos. Los tres, como Arturo Menor, seguidores de Félix Rodríguez de la Fuente en su infancia, al que admiraban.

Dice Arturo que después del Rodaje de Wildmed, necesitaba algo nuevo que le motivase para otra aventura de este tipo, “porque un proyecto de esta envergadura es complejo y se necesita mucha ilusión y motivación. Como trabajé en Wildmed con lince y águila imperial, que me apetecía, ahora el reto era trabajar con lobos”.

El momento no podía ser más oportuno por la actualidad del conflicto entre lobos y ganaderos.  Aunque el abordaje de Menor es conciliador: “Estoy a favor de ambos, lobos y ganaderos. Barbacana es una película que no hiere la sensibilidad de nadie”.

Respecto al lobo y su estado de conservación, señala que la información “que aparece en los medios de comunicación es contradictora. Hay autores que dicen que aumentan, y otros que está en peligro.  Los datos oficiales del Ministerio señalan que en los últimos 30 años la población de lobos no ha aumentado, se han mantenido en torno a 300 manadas. Con tanta desinformación decidí que lo mejor era hablar directamente con los ganaderos y pastores y saber qué problemas tenían”, explica.

Aunque lo más importante, resalta, y lo que pretende mostrar la película,  son las soluciones que los propios pastores proponen para esos problemas desde su punto de vista, “porque ahora vienen impuestas desde un gestor, científico o ecologista, que está en otro sitio y es alguien ajeno al problema”.

Durante el rodaje hubo muchas sorpresas. “En todas las localizaciones donde íbamos para hablar con ganaderos, todos los pastores me decían que no tenían problema con el lobo. Y empecé a indagar mucho y me contaron que poniendo en práctica medidas preventivas, como recoger el ganado por la noche y tener mastines de guarda se vitaban los ataques casi al cien por cien”.

Y sorprendente también la opinión de los pastores tradicionales sobre las indemnizaciones por ataque del lobo, tal como se plantean ahora: “Me dijeron que no eran partidarios de dar indemnizaciones por daños, porque fomentaba la picaresca, sino ayudas para medidas preventivas. Opinaban que el sobrecoste que para el ganadero supone tener un pastor para que recoja ganado de noche y alimentar a los mastines, tendría que ser asumido de forma solidaria por la sociedad, por el servicio que prestan los rebaños en el monte”.

Chocan estas demandas, con los titulares de la prensa, que con mucha frecuencia recoge las quejas por los ataques. “Que no haya ataque no es noticia ni aparece reflejado en ningún sitio. Pero la mayoría de los ganaderos no tienen conflictos con el lobo ni ataques. No hay un conflicto con el lobo, sino ganaderos conflictivos que lo generan. También hay ejemplares de lobo conflictivos, aunque es raro. No hay un conflicto generalizado”.

Una idea que sin duda creará polémica, de lo que es consciente Arturo Menor, pero asegura que “es la realidad”. Y recomienda “tirar de hemeroteca”, tan de moda en estos momentos, “Ha habido mucho fraude y engaño [con los ataques de lobos], incluso  había agentes de medio ambiente implicados por cobro de indemnizaciones. Es algo que está en la hemeroteca”.

La pregunta es inmediata, ¿teme alguna reacción de los ganaderos conflictivos cuando se estrene Barbacana? No, porque no digo nada que no sea verdad, esto no es una lucha contra los ganaderos

conflictivos, lo que quiero es ayudarles y que aprendan que existen las herramientas para defender el ganado, medidas preventivas, e incluso se pueden inventar cosas nuevas. Porque las herramientas que usamos ahora para defender al ganado del lobo son las mismas de la edad media. Peor hay otras opciones, como el cercado para las vacas, que las permite salir y entrar pero disuado al lobo, que no se atreve a entrar”.

El mensaje de Arturo Menor es claro: “Quiero que haya pastores trashumantes y que haya lobos, que no son un lujo, son necesarios para el funcionamiento de los ecosistemas, no podemos prescindir de él. Es útil para la ganadería también porque controla la tuberculosis, cazando a los animales afectados, más débiles, controla parásitos, los herbívoros silvestres… Es una pieza clave”

Segura que con proyectos como el que supone seguir a los lobos para rodar un documental como Barbacana, “te llevas sorpresas como estas. Crees que el lobo está detrás de las ovejas, y descubres que no es así, sino que son los rebaños trashumantes, con doce mastines  como defensa, los que desplazan al lobo de la zona donde pasan”.

En los tres años de rodaje del documental ha aprendido mucho, asegura. “Uno de los pastores, Jorge Escudero, me contó que el macho dominante de los mastines sale por la noche a buscar a retar a los lobos y marcar el territorio. Defeca,  orina y “tira de barra” [una expresión de los pastores], es decir, arañan con las garras el suelo, dejando marcas que se ven y se huelen, porque tienen glándulas en las plantas de los pies. Estas marcas, tanto de heces como de orina las dejan en los sitios de confluencia de caminos por donde detectan que pasan los lobos, para hacerles saber que están allí”.

Una de las cosas que llama la atención del documental es el profundo conocimiento que tienen los pastores veteranos sobre el lobo. “son personas que viven en el campo todos los días y lógicamente lo que saben del campo es increíble. Leocadio, el primero de los pastores que aparece en Barbacana,  es el depositario de un conocimiento ancestral, una sabiduría que se aprende en la  naturaleza”.

En esta batalla entre lobos y ganaderos, que en el documental parece más mediática que real, cuál es el futuro de los pastores, preguntamos a Arturo Menor.  “Depende, hay dos tipos de pastores, los que están asalariados en una explotación, que son gente que trabaja en eso porque no encuentra otra cosa. En muchos casos son inmigrantes y están en unas condiciones precarias. Pero en León me he encontrado a familias de pastores, que salen en la película, como Gregorio y Violeta, que son pastores por tradición, propietarios de su ganado. Personas que aman su profesión, a sus ovejas, y sientes fascinación por sus mastines. Aman la naturaleza y sienten también cierta admiración por el lobo. Le miran con respeto, como un animal legendario con una inteligencia que les fascina”. Y ante el que no hay que descuidarse tampoco, porque “siempre andan merodeando para intentar quitarles algún cordero”.

Durante el rodaje, Arturo Menor ha aprendido mucho de los pastores, que en su día a día han estudiado bien a su “enemigo”, para ser más listos que él. Porque, ambos se miden las fuerzas. “He aprendido de los pastores que si la manada de lobos está bien estructurada, tiende a cazar animales salvajes. Porque el lobo es consciente que no le interesa atacar al ganado porque trae consecuencia”. Sin embargo, las batidas para vengar la muerte del ganado, pueden empeorar el problema, como explican los pastores de  Barbacana: “Si matas al macho alfa o la hembra dominante y la manada se desestructura y no pueden cazar animales salvajes, porque le falta experiencia y entonces van a lo más fácil: el ganado sin protección”.


Acerca de Pilar Quijada Garaballú

Gabinete de Prensa COIM
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