Sira Suárez: «La Ingeniería de Montes tiene un abanico increíble de salidas profesionales»

Sira Suárez Herrera es una joven ingeniera de Montes que acabó el grado en 2017, y después cursó el máster. En segundo de bachillerato empezó a hacer planes para su futuro. Tenía claro que quería cursar una carrera técnica. “Siempre me había gustado mucho el diseño. Iba muy encaminada hacia la arquitectura, pero para no centrarme en una única rama, empecé a leer todos los planes de estudio de todas las carreras. Además, fue el primer año de Bolonia y esto abrió el abanico de opciones enormemente. Ahí fue cuando encontré la Ingeniería de Montes y me llamó muchísimo la atención. Me leí todas las salidas profesionales, las competencias y me enamoré día a día de todo de todo este mundo. Y lo que al principio no era vocación se ha convertido en mi vocación plena”, explica Sira en una videoentrevista para el Colegio Oficial de Ingenieros de Montes.

Tras acabar el grado y hacer el Máster en Ingeniería de Montes, se ha decidido por preparar oposiciones al Cuerpo de Ingenieros de Montes de Hacienda. El parón del Covid-19 ha retrasado la convocatoria, que debería haber salido en marzo. “El confinamiento por el Covid-19 me pilló ya confinada, preparando las oposiciones”, señala. Ahora está pendiente de la convocatoria, que espera que sea en las próximas semanas.

Lo que más me gusta de la carrera de Ingeniera de Montes es que tiene un abanico de opciones increíble. Te puedes dedicar a un montón de campos, siempre en el mismo núcleo, pero con una apertura gigantesca de profesiones”

  

Las prácticas del grado y las del máster, le han permitido explorar que trayectoria profesional le gustaría seguir en el futuro. Aunque, dice, también aquí sus intereses son varios, pero lo que tuvo claro enseguida es que quería preparar oposiciones.

“Hice las prácticas del grado en Logroño, en una empresa de medio ambiente. Los cuatro meses que estuve fueron de trabajo de campo: repoblaciones y desbroces del monte. Viví de primera mano el trabajo duro de levantarte a las cinco a la mañana y estar con a pie de obra calculando rendimientos, con jornadas de 10 o 12 horas en el monte. También vi el trabajo técnico, de gabinete, aunque menos por la dinámica de las prácticas. Fundamentalmente estuve más en trabajo de campo y ahí ya vi el abanico de posibilidad y también te das cuenta más o menos a lo que te quieres dedicar”.

Su segunda toma de contacto con el terreno profesional fue en la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, gracias a las prácticas del Máster. “Estuve en la Dirección de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente. Fue un cambio total respecto a lo que viví en las anteriores prácticas. Igual de gratificante y también aprendí muchas más cosas. Creo que he tocado los dos polos opuestos, y me he dado cuenta del del gran abanico y la gran amplitud de posibilidades. Yo fuera del ámbito de la escuela no conocía a otros ingenieros de montes, a qué se dedican o dónde pueden estar. En la consejería había un equipo interprofesional enorme, con geólogos, ingenieros de montes, arquitectos… Y todos trabajaban juntos, sobre sobre el territorio”

Ese ambiente multidisciplinar que vivió en la Administración la animó más a prepararse las oposiciones. “Al final me encaminé por Hacienda y estoy muy contenta”.

Pese a que se ha centrado en esta opción, no se cierra a otras posibilidades profesionales. “Si algo me ha enseñado todo este tiempo es que la vida cambia muy rápido en un solo año. Estás haciendo una cosa y al año siguiente, la contraria. Yo siempre me dejo mucho llevar por las cosas del momento. De hecho, he estado trabajando también en el Centro de Investigación de Transportes en la Escuela de Caminos, algo que no me había planteado nunca, pero me surgió la oportunidad gracias a los profesores de la Escuela, Belén Martín y Emilio Ortega, que luego fueron mis directores de proyecto”.

Su proyecto Fin de Master mereció un accesit del premio Andrés Ceballos al mejor proyecto sobre paisajismo del V Concurso Nacional de proyectos fin de Máster de Ingeniería de Montes COIM-Andriala (2019), que recogió en la Festividad de San Francisco del año pasado.

A esto se suman dos premios previos: Mejor trabajo fin de Master de la ETSIMFMN-UPM 2018/2019 Cátedra Rafael Dal-Ré/TRAGSA y premio mejor Trabajo de Fin de Grado de la ETSIMFMN-UPM 2017/2018 Cátedra Rafael Dal-Ré/TRAGSA.

Sin duda, un expediente académico brillante que augura también un futuro profesional brillante. Así se ve ella en el futuro: “Mi trabajo ideal es dedicarme a lo que me gusta, no perder nunca la ilusión, que mi trabajo sea mi pasión. Siempre apostando por innovación”.

 

Aquí os dejamos la entrevista completa

Acerca de Pilar Quijada Garaballú

Gabinete de Prensa COIM
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