¿Un futuro marcado por los grandes incendios forestales?

La extensión inusual de los incendios en Australia a principios de año ha llevado a muchos investigadores a  considerar a este país como la «zona cero» para el cambio climático, y a preguntarse si tenemos que acostumbrarnos a un futuro dominado por los grandes incendios. La revista “Nature Cambio Climático” ha dedicado varios artículos de su último número a analizar este posible nuevo escenario. 

Eventos como los incendios forestales australianos son vistos como un presagio de un futuro que se está convirtiendo rápidamente en presente y  han dado lugar a llamamientos generalizados, tanto a nivel local como mundial, para que se redoblen los esfuerzos por mitigar el cambio climático, como destaca el editorial de “Nature Cambio Climático” (NCC).

Estos incendios no tienen precedentes en cuanto a la superficie quemada,  y superan ampliamente a los anteriores, probablemente debido  a las condiciones muy secas que Australia ha experimentado en los últimos 2 años, según uno de los artículos publicados en NCC, firmado, entre otros expertos, por Victor Resco de Dios, de la Universidad de Lérida, especialista en las interacciones biosfera-atmósfera en relación a la regulación de los flujos de agua, dióxido de carbono y riesgo de incendios.

Los bosques arden. Es algo natural y generalmente positivo puesto que los incendios llevan en nuestro planeta 400 millones de años, tanto tiempo como las plantas terrestres. Muchas plantas y animales dependen de los incendios para su ciclo vital. El problema se produce cuando los incendios ocurren fuera del régimen histórico al que los bosques están acostumbrados, apuntaba recientemente Resco en un artículo publicado en «The Conversation«.

Y es que, aclara este experto, anualmente solo se queman pequeños porcentajes de los bosques templados de hoja ancha de Australia oriental, dominados por eucaliptos, generalmente por debajo del 2%,  incluso en temporadas de incendios extremos. Pero en el estado de Nueva Gales del Sur (Australia) han ardido solo en esta temporada de incendios unas cuatro millones de hectáreas, un porcentaje mucho mayor del 2%.

“¿Los incendios forestales de la temporada 19/20, de escala sin precedentes, son el resultado de condiciones de combustible incomparables?”, se preguntan Resco, Matthias M. Boer (profesor asociado del Hawkesbury Institute for the Environment en la Western Sydney University) y Ross A. Bradstock (Director del Centro para la Gestión del Riesgo Ambiental de incendios forestales en la Universidad de Wollongong y vinculado también a la Universidad de Lérida) en NCC.

La respuesta es afirmativa: “Nuestros análisis corrobora que los incendios forestales 2019/20 han quemado un porcentaje global sin precedentes de cualquier bioma de bosques continental: el 21% del bioma de bosques templados de hoja ancha australianos se ha quemado en una sola temporada. Esta cifra contrasta fuertemente con los porcentajes anuales de área quemada para todos los demás biomas forestales continentales, que han estado muy por debajo del 5%, excepto en las secciones de Asia y África de los bosques tropicales y subtropicales de hoja ancha, donde el procentaje es del 8-9%”, señalan Resco Boer y Bradstock en la revista “Nature Cambio Climático”.

¿Es el cambio climático es responsable?

Aunque se está realizando un estudio de atribución para descifrar la forma en que el cambio climático ha afectado a los reciente megaincendios de Australia oriental, todo parece apuntar en esa dirección: “Dada la relación entre las altas temperaturas sin precedentes, la prolongada y generalizada sequedad extrema en Australia oriental y el cambio climático, estos incendios sin precedentes pueden indicar que el futuro más propenso a los fuegos que se prevé como consecuencia del cambio climático ha llegado antes de lo previsto.

La carrera para averiguar en qué medida el cambio climático está detrás de estos devastadores incendios ha comenzado dirigido por investigadores europeos que han realizado múltiples análisis rápidos del papel del calentamiento global en eventos extremos. Pero encontrar la respuesta no será fácil. «El fuego es probablemente el sistema físico y social más complejo conocido», advierte Tim Brown, climatólogo del Instituto de Investigación del Desierto en Reno (Nevada). «Hay muchos aspectos diferentes, desde los combustibles y las personas hasta las prácticas de gestión».

“Cientos de estudios de atribución han demostrado ya que el cambio climático aumentó los riesgos de olas de calor específicas, incluida una récord en Europa el año pasado. Pero solo una pequeña fracción ha analizado incendios extremos, en parte porque los incendios son mucho más complejos que las olas de calor o las sequías”, añade Brown.

Sin embargo, Australia y el resto de países necesitan saber a qué se enfrentan. “Si los estudios de atribución pueden cuantificar el papel del cambio climático en eventos extremos particulares, los científicos pueden pronosticar mejor las posibilidades de que las catástrofes vuelvan a ocurrir. Dicha información es vital para los administradores de respuesta a emergencias mientras se preparan para una Tierra más cálida. Los bomberos en muchos países han notado, por ejemplo, que los grandes incendios se están volviendo más calientes y peligrosos, por lo que modelar estudios de riesgos futuros ayudaría a responder a los futuros grandes incendios que están por venir”, explica NCC.

 

Acerca de Pilar Quijada Garaballú

Gabinete de Prensa COIM
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